Apuesta por la Agricultura Familiar, Campesina y Comunitaria – ACFC

Escrito por: Leni Murcia Naranjo

La Agricultura Familiar, Campesina y Comunitaria – ACFC es una categoría social y teórica reciente, que nace a partir de los conceptos de economía campesina y economía propia.


Para explicar mejor estas nociones, apelaré a los sentimientos, pues a la mayoría de los colombianos, nos anteceden generaciones de campesinos y campesinas, seguramente en su álbum de recuerdos está el abuelo en la finca arando la tierra, o la abuela al lado del cultivo de papa, o un niño recogiendo frutas, o una familia disfrutando un almuerzo de olla con el maíz que recogió del cultivo que se avizora en algún lugar de la fotografía. Pues justamente estas imágenes son la mejor forma de retratar que en algunos territorios de nuestra geografía nacional predominan las actividades agrícolas, pecuarias, pesqueras, acuícolas y silvícolas, a través de la gestión y el trabajo familiar, asociativo o comunitario, es decir, no son industrializadas ni a gran escala.


Ahora bien, desde el Acuerdo de Paz existe un interés gubernamental y de la sociedad civil por comprender las dinámicas, experiencias y contextos del campesinado colombiano, por este motivo, la política pública de Agricultura Familiar, Campesina y Comunitaria – ACFC, resulta ser una apuesta interesante que aporta a la transformación estructural del campo con el propósito de cerrar brechas que se han agravado por la pobreza, el analfabetismo, la victimización por el conflicto armado y el abandono estatal.


Entonces, la ACFC es un “sistema de producción, transformación, distribución, comercialización y consumo de bienes y servicios; organizado y gestionado por los hombres, mujeres, familias, y comunidades (campesinas, indígenas, negras, afrodescendientes, raizales y palenqueras) que conviven en los territorios rurales del país” (Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, 2024). En otras palabras, este sistema engloba una multitud de formas de organización y medios de subsistencia que las familias y comunidades rurales utilizan para asegurar su bienestar, generar ingresos y construir proyectos en sus territorios, abarcando así un amplio espectro de actividades sociales, culturales, ambientales, políticas y económicas.


Lo más valioso de la ACFC es que en la realidad permite la gestión del territorio como un proceso co-creativo, co-liderado y co-desarrollado entre los campesinos, las comunidades y el entorno, donde se combinan dimensiones diversas y propósitos individuales y colectivos.
Algunas características de la ACFC son la relación entre Unidades Productivas Agrícolas -UPA, las Unidades Productivas No Agrícolas – UPNA, que se combinan con elementos como el tamaño y tenencia de la tierra; sin embargo, resulta clave observar que este tipo de sistema y economía campesina se produce, en especial, en los predios de pequeña escala.


También se refleja que la ACFC es diversa frente a las relaciones sociales, económicas y participativas que se gestan en los territorios, por tanto, mientras en algunos lugares del país puede existir un fuerte componente de asociatividad, en otros puede ser primordialmente familiar. Así mismo, las actividades agropecuarias sirven como base para un abanico de iniciativas económicas, como el aprovechamiento de la biodiversidad, la artesanía, el turismo rural y la generación de empleos temporales.


Sin embargo, el corazón de la ACFC es que las familias y comunidades rurales combinan autoconsumo y comercialización en diversos mercados para asegurar su sustento, por ende, es un elemento fundamental de soberanía y seguridad alimentaria. Estas actividades las realizan a través de emprendimientos familiares, asociativos o solidarios, que poco a poco, fortalecen las redes campesinas, las cuales, tienen un rol importante en los procesos de incidencia política, gestión territorial, fortalecimiento del tejido social y participación económica.


Por tanto, Colombia tiene una oportunidad de oro en las manos, para promover, proteger e implementar las estrategias que sean necesarias para la extensión rural, desde una perspectiva participativa que permita a las comunidades de la ACFC desarrollar sus capacidades en múltiples dimensiones, como agentes activos en la construcción de sus propios proyectos y con el propósito de reconocer la valía de los saberes campesinos y ancestrales.

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