La COP16, Conferencia de las Partes, pasó a la historia como una ocasión en la que Colombia fue anfitriona de un evento internacional preponderante en las agendas de política ambiental del mundo, dado que se desarrolla en el marco de la discusión sobre la Diversidad Biológica de las Naciones Unidas. Entre los hitos que marcaron este encuentro estuvo el rol protagónico que se le concedió a la participación de grupo étnicos y raciales, presencias sin precedentes en la historia reciente del país.
Desde la instalación de la Conferencia, Colombia dio muestras de su pluralidad étnica: varios grupos indígenas fueron los encargados de hacer la apertura con rituales propios de sus sistemas de creencias, de ese modo, fuimos testigos de recitales de palabras sagradas, así como de expresiones de danza.
Los principales escenarios de la COP16 estuvieron integrados por la Zona Azul y la Zona Verde. El primero fue el espacio dispuesto para las conferencias, deliberaciones de las delegaciones de los Estados Parte, por lo tanto, donde se tomaron las decisiones más importantes en términos de lo que cada país se compromete a hacer y aportar en el cuidado y preservación de la biodiversidad. El segundo congregó multiplicidades de actores sociales, organizaciones, fundaciones, comunidades, que compartieron sus experiencias en torno al trabajo que lideran desde sus lugares de incidencia e interés. De esto se sigue que las conferencias de la Zona Verde fueron una oportunidad para establecer conexiones que inspiren, y que a su vez, convoquen la gestión de alianzas para causas de trabajo comunes en las que se aumente la apropiación social de conceptos como el de la biodiversidad.
Desde el Guainía, otra de las protagonistas centrales de la COP16 fue la flor de Inírida que, además de ser la representante colorida del país fue elegida para este rol por su característica de «flor eterna», así como por su frondosidad, elemento que compaginó con las metas de biodiversidad de la ONU. El eslogan de la Conferencia «Paz con naturaleza» fue ideado como una invitación hacia la reflexión sobre cómo se entreteje la relación de lo que se produce y el impacto que esas actividades generan en el medio ambiente.
Entre los ecosistemas más ricos del país, encontramos el manglar que, sin duda alguna, demanda mayores acciones conjuntas para su preservación, en el manglar en particular coexisten el agua salada con la dulce, es un bosque rico en variedad de animales silvestres y es a su vez, una de las zonas que debería recibir mayor protección ya que varias de las especies de animales que lo habitan tienen el riesgo de ser traficadas.
El comercio ilegal de fauna y flora silvestre dinamiza un mercado que oscila en millones de dólares, es una amenaza en creciente escala a la biodiversidad. Sin embargo, Iniciativas de reforestación de bosque seco como es el caso de Piscilago en Nilo, Cundinamarca, es una práctica a emular porque por un lado, el modelo de negocio del parque acuático estimula la economía, y por otro, es un modo de promover áreas de conservación en las que los animales pueden vivir con un índice de amenaza bajo.
En esa línea de esfuerzos por proteger la biodiversidad, la iniciativa de crear una Red de Escuelas de Negocios para la Amazonía Sostenible es un referente que las diferentes organizaciones de la sociedad civil han de tener en su radar, pues los retos de la Amazonía son amplios y requieren de la mayor cantidad de actores estratégicos que aúnen sus esfuerzos para su preservación. Entre los integrantes de esta red están la Universidad de Los Andes, Colombia, y la Fundação Dom Cabral.
Con el propósito de aportar perspectivas sobre las visiones de actores como la juventud y las comunidades campesinas, la Fundación Cultural Llano Adentro impartió un conversatorio en el marco de la COP16 que se denominó: «Campesinado y Juventud: Innovación y acción por la biodiversidad Amazónica y Orinoquía», en el que se resaltó la experiencia de los ponentes y cómo a partir de esos recorridos de trabajo, los otros actores sociales pueden establecer sinergias cada vez más innovadoras hacia la construcción de un tejido sólido de pertenencia, de liderazgos con una alta inclinación hacia el fortalecimiento de su colectividad.
Así las cosas, la pluralidad de voces será siempre un nicho rico en propuestas, de alternativas de solución para problemáticas comunes, en ese sentido, más allá de los compromisos que los Estados cumplan a partir de las negociaciones durante la COP16, una de las claridades que dejó esta Conferencia fue que la acción social es tarea viva de cada organización, y que la asociación es una estrategia muy valiosa en el camino hacia la consecución de las metas compartidas en lo que a la protección de la biodiversidad se refiere.