Escrito por: José Nicolás García Oros
Desde que empezamos a hablar acerca de la problemática del calentamiento global, hemos buscado formas en las cuales las personas del común pueden contribuir a mitigar los efectos negativos que tenemos en el medio ambiente. Es así como se inventó el termino huella de carbono. La huella de carbono como lo explica de Carbono, H (2009) “(…) representa la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos a lo largo del ciclo de vida del mencionado producto o servicio, expresado como unidades de masa de CO2 equivalente por unidad funcional.” En este sentido dependiendo del sector de la economía que se quiera medir, las variables para tener en cuenta serán diferentes. Sin embargo, era necesario aterrizar el concepto al sujeto y ver que impacto tiene una persona en el cambio climático y así se creó la huella de carbono personal.
Esta aproximación personal lo que busca es medir cómo las actividades que hacemos día a día impactan al medio ambiente. En este sentido, variables como el tiempo que duramos en la ducha, si nos bañamos con agua fría o caliente, si nuestra estufa es a gas o eléctrica, si usamos calefacción en nuestros hogares, entre otros son factores que pueden ser tomados en cuenta para realizar el cálculo de nuestra huella. En casos más radicales se tiene en cuenta la profesión y el cargo que las personas desempeñan como una variable para tener en cuenta. De hecho, en internet se pueden encontrar diversos portales gratuitos que permiten calcular nuestra huella personal.
Este concepto es bastante útil; sin embargo, también es importante entender que el hecho de que se haga una medición de este impacto puede llegar a verse como una camisa de fuerza, muchas variables por controlar en el día a día e incluso llegar a ser algo tedioso. No obstante, mi consejo para nuestros lectores es, comiencen lentamente, comiencen por lo básico y por lo que no represente un esfuerzo real para su vida. Siempre se pueden hacer más esfuerzos, aunque lo más importantes es buscar hacerlo de manera natural. Todos tenemos nuestro ritmo y el cambio nunca es fácil. Sin embargo, todos guardamos un potencial enorme. Siendo así, es importante que iniciemos con la pequeña pregunta ¿Qué actividad podría cambiar de forma sencilla? El transporte al trabajo, dividir los residuos, tomar una ducha corta, en fin. Todo pequeño cambio se volverá más grande con el tiempo y todos vamos dando pasos nuevos y cambiando nuestra huella en el mundo.
Referencia:
De Carbono, H. (2009). Huella de Carbono.