William Fernando Cárdenas Urrego
“El hábitat natural de las serpientes se ha visto afectado por la ocupación humana; su exterminio puede causar desequilibrios ecológicos, por eso es necesario conocerlas”
Las serpientes o culebras, como son comúnmente conocidas, son reptiles que habitan en los bosques de galería distribuidos en el departamento del Meta. Estas serpientes cohabitan con los campesinos de la región, pero a su encuentro las matan al considerarlas peligrosas, poniendo en peligro la biodiversidad de las serpientes, fundamentales además en la cadena alimenticia. Por esta razón, es importante conocer sus características para saber el papel que juegan en la cadena alimenticia y las medidas que se deben tomar en caso de encontrarse con ellas. La caracterización se puede hacer observando el color de su piel, su comportamiento y otros rasgos similares. Por último, se proponen varias acciones a seguir para que, tanto las personas como las serpientes, compartan el espacio de la manera más adecuada.
Su diversidad de características
Las serpientes se clasifican generalmente en venenosas y no venenosas, y la importancia de identificarlas y diferenciarlas radica en que a menudo todas las especies son catalogadas como peligrosas, pero lo cierto es que en la Orinoquia hay al menos 42 especies de serpientes, de las cuales solo diez pueden ser potencialmente peligrosas para el humano.
Las especies no venenosas más comunes en el Meta son el güío (Boa constrictor); la cazadora, guardacaminos o bejuca (Chironius sp.); la escombrera (Leptodeira annulata); y la falsa coral (Atractus elaps, Erythrolampus bizona). Mientras que las especies venenosas más comunes son la cuatro narices (Bothrops atrox, Bothrops asper) y la coral (Micrurus sp).
Para diferenciarlas, una de las formas más fáciles es observar el número y disposición de las escamas de la cabeza, pues las no venenosas presentan nueve escamas y las venenosas poseen un número mayor. Además, la presencia de orificios entre los ojos y fosas nasales de las serpientes venenosas es un rasgo notable, razón por la cual se llaman “cuatro narices”.
Algunas características adicionales que se pueden identificar en campo es el color o el comportamiento, por ejemplo, los güíos y las cazadoras tienen patrones irregulares o colores monocromáticos en la piel (Figura 1 y 2), son diurnas y suelen huir cuando sienten la presencia humana. En cambio, las cuatro narices tienen patrones geométricos en forma de equis con coloraciones pardas o grises (Figura 3), son nocturnas y prefieren vivir enrolladas en lugares oscuros que las protejan.

Figura 1: Güío sujetado por un habitante de la región del Ariari.
Fotografía tomada por: Fernando Cárdenas.

Figura 2. Serpiente cazadora sujetada por un habitante de la región del Ariari.
Fotografía tomada por: Fernando Cárdenas.

Figura 3. Comparación de tamaño de serpiente cuatro narices con otros objetos. Vista lateral y superior de los patrones geométricos en forma de equis.
Fotografía tomada por: Fernando Cárdenas.
La distinción entre corales y falsas corales se observa por medio de la disposición de los anillos negros, blancos y rojos sobre su cuerpo, ya que en las corales verdaderas y venenosas hay un número impar de anillos negros entre cada anillo rojo y rodean todo el cuerpo (Figura 4), al contrario de las falsas corales donde hay un número par de anillos negros entre cada anillo rojo y no rodean todo el cuerpo, su vientre es blanco o amarillo.

Figura 4. Coral en posición defensiva. Fotografía tomada por: Fernando Cárdenas.
Las amenazas en su hábitat
La modificación del hábitat por medio de construcciones o sistemas productivos, ha provocado que las serpientes en el Meta ocuparan la vegetación de corredores biológicos que separan predios de la zona rural. Esto al igual que otros animales como el tití, el araguato, la zarigüeya o el kinkajú , y muchos otros que son el alimento de las serpientes como aves y los huevos de sus nidos, anfibios, roedores, y reptiles pequeños.
Las personas al ver a las serpientes de forma repentina, pueden tener reacciones negativas como huir o intentar erradicarlas con el uso de armas blancas, mientras que otros deciden llevarlas cuidadosamente lejos de sus hogares sin hacerles daño.
Su importancia y acciones para cuidarlas
Las serpientes son controladoras biológicas de plagas, principalmente roedores, así que su exterminio puede causar un aumento en la población de estas plagas y traer problemas en el desarrollo de un cultivo o incluso a las mismas personas al ser posibles portadoras de enfermedades.
Con todo lo anterior, la recomendación al encontrar serpientes en su hábitat en el Meta es identificar su riesgo correctamente acerca de si son venenosas o no venenosas, a partir de las características mencionadas anteriormente, de lo contrario es mejor alejarse de ellas procurando no hacerles daño.
Dos alternativas a mayor escala pueden ser: la implementación de personal capacitado para la manipulación de las serpientes cuando sea requerida, con el fin de evitar que las maten y, la creación de laboratorios encargados de la extracción del veneno para ser utilizado como suero antiofídico, es decir, un antídoto para el veneno. Es importante que los centros de salud regionales tengan este suero antiofídico para casos de personas que son mordidas por serpientes venenosas, por lo cual es necesario reconocer el tipo de serpiente para la aplicación del suero correcto.
Finalmente, es necesario conocer las serpientes de la región, sean peligrosas o no, entender que sin ellas puede haber desequilibrios ecológicos, pues cumplen un papel importante en el control de plagas, y aunque el ser humano coexiste con ellas en un mismo espacio, no hay que olvidar que hacen parte de la riqueza en biodiversidad que caracteriza a la Orinoquia y se deben preservar.
[1] Renjifo, J. M., & Ibáñez, P. (2010). Serpientes de la Orinoquia colombiana. Recuperado de: Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt. URL: http://www.humboldt.org.co/es/component/k2/item/446-sepientes-de-la-orinoquia-colombiana
[2] Lasso, C. A. y M. A. Morales-Betancourt (Eds.). 2017. III. Fauna de Caño Cristales, sierra La Macarena, Meta, Colombia. Serie Editorial Fauna Silvestre Neotropical. Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt (IAvH). Bogotá, D. C., Colombia. 187 pp.
[3] Silva, J. J. (2004). Las serpientes del género Atractus Wagler, 1828 (Colubridae, Xenodontinae) en la Amazonia colombiana. Rev. Acad. Colomb. Cienc. 28 (108): 409-446, ISSN: 0370-3908.