¿Qué callan los Océanos?

¿Qué callan los Océanos?

«Sin océanos, no hay vida. Sin océanos, no existiríamos»

Sylvia Earle.

Hoy día sabemos que el océano se está vaciando por las prácticas industriales y extractivas de los seres humanos. Desde la segunda mitad del siglo XIX, los avances tecnológicos, en gran medida propiciados por la revolución industrial, irrumpieron en el mundo marino. Así, inicia una historia de devastación, desastre y muertes masivas en los océanos a nivel global, justificadas por aquella relación separada entre el ser humano y la naturaleza. En la que el ser humano parece ser el centro del planeta; una especie invencible y superior a todas las demás especies existentes en la Madre Tierra.

En medio de estas creencias, las nuevas tecnologías pesqueras, incorporadas en los grandes buques transoceánicos, han dado lugar a la extracción sistemática de “recursos alimenticios”. Estas actividades tristemente se extienden a todas las masas de agua del planeta, lo cual ha dejado consecuencias dañinas para estos ecosistemas y, en general, para todos los que vivimos en la Tierra.

La explotación intensiva industrial ha generado, en gran medida, la contaminación de los océanos, dejando rastros preocupantes en estos ecosistemas. Dichos hábitats han venido absorbiendo, expandiendo y acumulando diversos compuestos tóxicos que acceden a las cadenas tróficas marinas, principales fuentes de alimento para el ser humano. Adicional a estas problemáticas, en la actualidad afrontamos el cambio global que está sufriendo el planeta por la emisión de gases efecto invernadero, el cual ha impactado drásticamente en los océanos.

Con estas amenazas, la humanidad parece estar en una encrucijada, pues buena parte de ella desea continuar con la sobreexplotación, contaminación y daño de los océanos, en aras de potenciar sus beneficios económicos, mientras que otra parte de la humanidad está luchando por defender aquel 70% de la superficie del planeta, la cual contiene el 97% de toda el agua en la Tierra. Los océanos son hábitats inmensos, pero finitos, que producen la mitad de todo el oxígeno que respiramos, regulan el clima y la temperatura en nuestro planeta, proporcionan comida y agua, y son el hogar de cientos de miles de especies. A pesar de los beneficios que tienen los océanos, los hemos estado vaciando; una tragedia que se consolida con las prácticas del siglo XXI.

Desde la década de 1950, los océanos han absorbido más del 93% del calor que la humanidad y sus prácticas de industrialización y consumo han generado. Por ello, vemos que fenómenos que no existían son hoy una preocupación central para la supervivencia en la tierra: la elevación de la temperatura y el aumento de la acidificación de los océanos (Rozo, 2021). Los esfuerzos por destruir el medioambiente han tenido consecuencias irreversibles para el planeta y la humanidad. Sin embargo, en esta encrucijada de quienes queremos cambiar el camino cimentado por los seres humanos y quienes desean continuar en él, encontramos apuestas valiosas que pueden estar evidenciando el deseo de replantear nuestras prácticas humanas y poder vivir más tiempo como especie en el Planeta Tierra.

Tomado de: https://mujeresconciencia.com/2020/09/15/sylvia-earle-nuestra-esperanza-marina/

El océano muere silenciosamente; no obstante, no debemos olvidar que el silencio en un mecanismo, muchas veces más diciente, que las palabras. El silencio es una manera de contar lo impronunciable, inimaginable y hasta incomprensible. Por ende, el silencio del océano implica un grito moribundo de ayuda para ser salvado, remediar lo hecho y darle una oportunidad a la vida en la Tierra.

Es a partir del silencio y los cambios negativos de la vida en los océanos que encontramos nuevas prácticas y proyectos para la protección de estos ecosistemas. Ahora es tangible aquella interdependencia evidente, pero invisibilizada, entre los océanos y la humanidad, pues el deterioro de los ecosistemas como el de los arrecifes de coral ha afectado la protección de zonas costeras, la pesca, el turismo y la seguridad alimentaria. Así, científicos, académicos y activistas han empezado a trabajar en los Puntos o Lugares de Esperanza. Estos hacen referencia a nuevas áreas que necesitan protección o a ecosistemas marinos protegidos que requieren de medidas de conservación reforzadas. Se sabe que el 15% de las áreas terrestres se beneficia de alguna forma de protección, mientras que menos del 4% de los océanos están protegidos, lo cual los vuelve vulnerables a la explotación excesiva, la contaminación y la sobrepesca (UICN, 2016)

Al respecto, Sylvia Earle sostiene que “el océano está en una difícil situación actualmente, pero se pueden tomar medidas para remediarla. Súmense a nuestra comunidad mundial y pongámonos a la vanguardia para la consecución de este objetivo común. Queremos que la gente sea dueña de su océano y que los Puntos de Esperanza se conviertan en una visión compartida. Esta alianza entre la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y Mission Blue es una solución a los graves problemas que enfrenta el océano”. Con alegría, esperanza y gratitud –confieso- Sylvia Earle introduce el concepto de Puntos de Esperanza en una de las conferencias TED en 2009. Desde entonces, esta idea ha inspirado a millones de personas, y ha sido reforzada y potenciada por National Geographic y Rolex.

Actualmente, existen 116 Hope Spots o Puntos de Esperanza en el mundo; algunos de los más representativos son: el Parque Marino de Moreton Bay (Australia), los arrecifes de esponjas “de cristal” del estrecho de Hécate y el estrecho de la Reina Carlota (Canadá) y los Jardines de la Reina en Cuba.

Por lo tanto, vemos que, en la encrucijada de la humanidad, la idea de crear otro camino; comprender que somos parte de la naturaleza y que vivimos de forma interdependiente con ella, toma más relevancia y apoyo. Si bien, aun nos quedan varios retos por asumir y gigantes industriales que enfrentar, es vital resaltar que se encienden luces de esperanza y prácticas concretas a gran escala para defender y proteger la vida en la tierra, en este caso, la vida marina y sus ecosistemas.

 

Referencias

Mujeresconciencia.com. (15 de septiembre de 2020). Sylvia Earle, nuestra esperanza marina. Recuperado de: https://mujeresconciencia.com/2020/09/15/sylvia-earle-nuestra-esperanza-marina/ Rozo, D. (21 de febrero de 2021). Las “Selvas de Mar”: entre la agonía y la supervivencia. Recuperado de: https://fundaciongrothendieck.org/entre-la-agonia-y-la-supervivencia-de-las-selvas-de-mar/

UICN. (9 de septiembre de 2016). Nuevos Puntos de Esperanza oceánicos, evaluados por la UICN y Mission Blue, para potenciar el apoyo mundial a la protección de los océanos. Recuperado de: https://www.iucn.org/es/news/secretariat/201609/nuevos-puntos-de-esperanza-oce%C3%A1nicos-evaluados-por-la-uicn-y-mission-blue-para-potenciar-el-apoyo-mundial-la-protecci%C3%B3n-de-los-oc%C3%A9anos#:~:text=Hay%20actualmente%2076%20Puntos%20de,de%20la%20Reina%20en%20Cuba.

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