No solo ternera a la llanera

Escrito por: Nubia Amparo Cárdenas Carranza

Fotografía: El Rincón Colombiano.

Este artículo se dirige a las comunidades sociales   principalmente a las residentes de la extensa región de la Orinoquía, la cual no solo es rica en recursos naturales sino en la alta diversidad de productos alimenticios que buscan resolver las necesidades nutricionales de los habitantes de esta región, aportar en gran escala a la seguridad alimentaria de todo el país, así como en el crecimiento del comercio del sector agropecuario a nivel internacional.

Las diversas poblaciones humanas del mundo, -incluyendo Colombia- a través de su entorno natural, historia e intercambios sociales van consolidando su sistema de alimentación a través del tiempo. En los Llanos Orientales de Colombia se ha dado este proceso, que conlleva una larga historia donde se han entrelazado la convivencia de las comunidades nativas de indígenas con los colonos que, venidos de otras partes del país y en algunas ocasiones del mundo, se han asentado en esta área de la geografía nacional. Así se ha establecido un sistema alimenticio propio, con especies vegetales y de animales, que actualmente se ve amenazada por el modelo económico global y su impacto en lo regional en las dinámicas de oferta y demanda de alimentos.

El objeto de este escrito es el de expresar la preocupación de esta situación y despertar el interés en los alimentos que además de ser tradicionales y naturales de esta extensa y rica extensión de Colombia como es la Orinoquía, podrían contribuir a mejorar la calidad de vida y nutricional de las comunidades que allí viven. A través de información oficial y de experiencias directas mostrar un panorama muy general de la situación y contribuir para que sean conocidos, preservados, consumidos y ojalá incorporados a la dieta y seguridad alimentaria nacional.

De acuerdo al Neha Khandpur y otros, (5) el 15,7 % de energía diaria que toman los habitantes de la Orinoquía y Amazonía provienen de los Alimentos Ultra procesados  (AUP) siendo los panes industrializados,  las bebidas azucaradas y los pasabocas dulces y salados los de mayor aporte, presentando la mayor ingesta de bebidas azucaradas en el país.

Esto se puede interpretar que el consumo de este tipo de alimentos (AUP) se ha establecido y probablemente incrementando en esta región, estimulada también por el desarrollo del turismo luego de la firma del proceso de paz.

Esta situación afecta la seguridad alimentaria de los habitantes de las áreas urbanas y rurales al tener a su disposición productos alimenticios procesados y comidas rápidas (gaseosa y cerveza empacada, paquetes y enlatados) que poco a poco vienen sustituyendo los alimentos naturales y tradicionales aún en las poblaciones indígenas.

Los alimentos ancestrales y tradicionales de la región como el casabe, el pescado moqueado, las hormigas, la chicha, capón de ahuyama, tungo de plátano, cachapa, pabellón criollo, arroz llanero, palo a pique, pisillo, hallacas y ternera a la llanera (3) con excepción de esta última son poco consumidos en las capitales y áreas urbanas y algunos solo se preparan en regiones lejanas donde se  siembran en pequeña escala los cultivos de  los que provienen, por parte de comunidades nativas y colonos asentados hace mucho tiempo.

Estos alimentos que deberían formar parte de dieta básica y nutricional de la mayoría de la población de la Orinoquía deben ser preservados y al mismo tiempo incorporados a la gastronomía de las nuevas generaciones y de los visitantes nacionales y extranjeros para darlos a conocer, estimular su consumo y evitar su desaparición.

Por razones económicas y comerciales el cultivo de algunos de estos alimentos ha sido reemplazados por la producción extensiva de ganadería, palma de aceite, arroz, soya, maíz y caña entre otros y de acuerdo con el artículo de Murcia (4) están entre los de mayor productividad (producción/unidad de área y cantidad en toneladas). Algunos de ellos abastecen otras regiones del país especialmente la región central y Bogotá (2). En el caso del recurso piscícola y de acuerdo con los datos de SIPSA-DANE, (7) 1.000 toneladas de pescado surtieron a la capital del país y zonas aledañas y gran parte de su producción se consumió fuera de la región.

Es llamativo el ver que en las tiendas y mercados de zonas donde solo se puede transitar por agua y aire o sea no hay carreteras y especialmente en las áreas de frontera, los alimentos procesados junto con las bebidas enlatadas son los productos predominantes. Y en algunos lugares a veces no es posible encontrar verduras ni frutas nativas. Sitios turísticos como el municipio de La Macarena cercana a Caño Cristales es un buen ejemplo, al solicitar una ensalada de frutas sirven manzanas, uvas y peras importadas en cambio de la deliciosa papaya, piña y banano y no es común el consumo del copoazú esa deliciosa fruta de la región y el marañón hasta hace poco tiempo era desconocido y no se había incorporado su semilla al grupo de los frutos secos más apetecidos (1).

A otra escala de la producción, no se ha desarrollado a amplio nivel la transformación de cereales como el arroz y del cual se preparan varios subproductos de panadería y repostería pudiendo llegar a reemplazar al trigo el cual además de ser importado y de alto costo, ha contribuido a encarecer la canasta familiar en gran medida. La yuca brava que se cultiva a pequeña escala se puede preparar en diversas formas y podría también contribuir a mejorar la dieta alimenticia en las áreas más pobladas tampoco ha sido extendido su consumo.

La tradición alimenticia de la Orinoquía debe ser rescatada y se debe implementar mecanismos y acciones para lograrlo.  Es una tarea que requiere el concurso de las comunidades que poseen este conocimiento sobre los productos alimenticios propios de la región salvaguardando y compartiendo sus saberes sobre semillas, sistemas de cultivos  y preparación de los mismos,   las entidades gubernamentales regionales y locales para que a través de políticas públicas aseguren e implementen programas y proyectos encaminados a este objetivo y la sociedad civil de visitantes y turistas respetando y acogiendo las costumbres nutricionales de las poblaciones autóctonas y asentadas en los diversos espacios territoriales de esta rica y diversa región natural que conforman los Llanos Orientales de nuestro país.

Referencias

(1) Agrosavia. Verduras y Frutas para todos. Enciclopedia Didáctica y Visual. Mosquera, Colombia. 2023.                                                                                                                                                                  (2) EVA 2022, DANE y datos de Fedearroz, Fedepalma, Fenalce, Porkcolombia, Fenavi y Asohofrucol. Bogotá.2022.

(4) Murcia, María Camila asesora económica SAC. Revista Nacional de Agricultura Edición 1039 – Agosto 2023.

(5) Neha Khandpur y otros.    Factores sociodemográficos asociados al consumo de alimentos ultraprocesados en Colombia. Revista de Saude Pública. 2020 http:/www.rps.fsp.usp.br/.

(6) Popkin. B., P. El impacto de los alimentos ultraprocesados en la salud. 2030 – Alimentación, agricultura y desarrollo rural en América Latina y el Caribe, No. 34. Santiago de Chile. FAO20202030/ Documento N.0 34 El impacto de los alimentos ultraprocesados en la salud Alimentación, agricultura y desarrollo rural en América Latina y el Caribe. ONU. 2020.

(7) SIPSA- DANE. Cálculos Alianza Biodiversity y CIAT. Revista 1039 Octubre. 2023.

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