Planificando un futuro sostenible en América Latina

Fotografía de: Mariel Bueno Cordero

“Mi tierra no se vende, se cuida, se cultiva y se defiende»

La planificación territorial, hasta hace poco, ha permanecido inmóvil y pasiva ante los espacios agrarios y los sistemas alimentarios [1]. Este estancamiento ha tenido implicaciones devastadoras en un mundo cada vez más afectado por el crecimiento de la población, la dependencia del sistema alimentario globalizado y sus graves consecuencias para el medio ambiente. Esta negligencia resulta inaceptable, sobre todo por la falta de consideración hacia la agricultura local que nos está dejando vulnerables a crisis energéticas y económicas, y ni que hablar de la crisis socio-ambiental que nos viene azotando.

En el caso de América Latina, las ciudades han experimentado una transformación en sus sistemas alimentarios que ha sido moldeada por una serie de desafíos emergentes. Dos de los principales impulsores de esta transfiguración son el cambio climático y las secuelas de la pandemia global que han alterado profundamente la forma en que producimos, distribuimos y consumimos alimentos. Estos eventos han expuesto las debilidades del sistema alimentario en las metrópolis de la región y han dejado en evidencia la urgente necesidad de abordar estos problemas de manera crítica y reflexiva [2].

Bajo esta línea, es importante entender que las áreas urbanas, que son las que aglutinan hoy en día gran parte de la población, se han convertido en epicentros de inseguridad alimentaria donde se hace cada vez más notorio el difícil acceso a alimentos asequibles y nutritivos.

Ahora bien, lo que debe quedar claro es que nuestra relación con el entorno natural se ha vuelto insostenible. El agotamiento de recursos naturales a nivel global, el exceso en la capacidad de carga de la biosfera, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático son problemas inminentes que requieren una atención urgente [3].

Una perspectiva clave para entender mejor todo esto parte de considerar al sistema alimentario como un ecosistema interconectado en el que los elementos naturales, tecnológicos y humanos interactúan y se influyen mutuamente. El territorio local desempeña un papel central en este ecosistema, ya que es el punto de partida para la producción y distribución de alimentos[2].

Entonces y, primero que nada, para fortalecer la resiliencia de este sistema, es crucial fomentar un enfoque de aprovechamiento sostenible del suelo, promover la inversión en infraestructura tecnológica y, quizás lo más importante, impulsar la cooperación entre actores locales. Esto significa no solo depender de recursos externos, sino también valorar y preservar los propios. Además, es imperativo fortalecer las relaciones entre productores locales y consumidores, lo que impulsará el crecimiento económico y el desarrollo social en la región.

Segundo, es esencial adoptar un enfoque de gestión sostenible, de sistemas alimentarios locales y planificación integral. Y esto implica un replanteamiento de la agricultura como eje central del desarrollo sostenible donde se involucre a todos los actores sociales, pues la planificación de la alimentación local no puede abordarse de manera aislada. Requiere una colaboración multidisciplinaria y multiescalar que involucre a la ordenación territorial y urbana.

Tercero, es primordial considerar los espacios rurales y los sistemas alimentarios dentro del planeamiento urbano y, por ende, recuperar las relaciones entre ciudad, agricultura y alimentación [4]. Esto supone una transición hacia sistemas alimentarios territorializados con enfoque agroecológico (que considere la calidad de los ecosistemas, la biodiversidad y las prácticas sostenibles), y la participación social como elemento crucial.

Por lo tanto, es fundamental reorganizar nuestros sistemas socioeconómicos y reconocer al suelo como un recurso estratégico, teniendo en cuenta que los sistemas alimentarios no son estáticos. Por ende, la planificación territorial debe evolucionar y ser lo suficientemente flexible como para adaptarse a estas dinámicas.

En suma, si deseamos construir un futuro más sostenible y resiliente para todos, es urgente que reconozcamos la importancia de la planificación territorial en la transformación de nuestros sistemas alimentarios y en la preservación de los recursos naturales. Esto, ineludiblemente demanda un enfoque integral y una colaboración comprometida en todos los niveles de la sociedad y la planificación.

Referencias

[1] Simón-Rojo, M., Morán-alonso, N., Giocoli, A., y Matarán-Ruiz, A. (2023). Los planes de ordenación urbana y territorial desde la lógica de sistemas alimentarios sostenibles. Ciudad Y Territorio Estudios Territoriales, 55(217), 873–882. https://doi.org/10.37230/CyTET.2023.217.16

[2] Pajuelo Bravo, J. A. (2023). Entre lo local y lo externo. El rol del territorio local en la transformación histórica del sistema alimentario de Lima Metropolitana. Revista Kawsaypacha: Sociedad y Medio Ambiente, (11), A-001. Epub 30 de junio de 2023. https://dx.doi.org/10.18800/kawsaypacha.202301.a001

[3] Morán, N., Simón-Rojo, M., Hernandez-Jimenez, V. y Zazo Moratalla, A. (2016). Planificación de los sistemas alimentarios desde un enfoque biorregional.

[4] Mata Olmo, R. (2018). Agricultura Periurbana y Estrategias Agroalimentarias en las Ciudades y áreas Metropolitanas Españolas. Viejos Problemas, Nuevos Proyectos. Cultura Territorial e Innovación Social. Hacia un Nuevo Modelo Metropolitano en Europa del Sur, 369-390.

*Ingeniera Agroindustrial con Especialización en Educación Ambiental, Magíster en Ciencias de la Geoinformación y Observación de la Tierra con énfasis en Planificación del Territorio. Actualmente, investigadora del Centro de Investigación de Cambio Climático (CICC) de la Fundación Grothendieck.

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