El departamento de Arauca cuenta con un reconocimiento nacional por la producción
ganadera y agrícola, además de la extracción de hidrocarburos. Está ubicado en la
Orinoquía colombiana y cuenta con más de 300.000 habitantes que en este momento
afrontan más que nunca el hecho de pertenecer a uno de los departamentos más olvidados
por el Gobierno Nacional. Desde el pasado 4 de julio los siete municipios que conforman
este departamento estuvieron durante dos semanas sin energía eléctrica debido a daños en
la red de energía de ISA Colombia entre la zona de Samoré y Toledo (Norte de Santander)
debido a las intensas lluvias. Lo anterior entre otras cosas agravó la situación que se venía
presentando desde semanas anteriores por la emergencia sanitaria derivada de la ocupación
del 100% de las camas UCI por Covid-19.
Pero la desconexión a la red eléctrica no fue el único estrago provocado por la época de
invierno. Las intensas lluvias han arrasado la zona con dureza, múltiples carreteras han
sufrido daños al punto de dejar incomunicados los municipios por daños en todas las vías
de acceso. Ese fue el caso del municipio de Saravena durante algunos días ya que la vía
hacia Fortul presenta la caída de múltiples alcantarillas, el derrumbe de media bancada que
conecta el puente del río Banadias y la erosión del pavimento en ciertos tramos. La vía
hacia Arauquita y también vía alterna para llegar a Fortul presenta inundaciones en el sector
de Puerto Nariño, corregimiento que desde siempre ha sufrido graves inundaciones. Por
último, lo más grave se encuentra en la bancada que conecta el puente del río Bojaba con el
departamento de Boyacá, esta situación ha sido de las más graves para el departamento ya
que no se puede acceder a Santander y Norte de Santander, destino de gran variedad de
productos agrícolas y de ganado en pie.
La situación es igual de grave en otros municipios de este departamento, las lluvias han
dejado sin hogar a cientos de familias, los daños en las vías han retrasado las jornadas de
vacunación y hasta la afectación de los ciudadanos por el sobrecosto en el precio de la
gasolina como la mayor ironía para el departamento que alberga la estación petrolera Caño
Limón-Coveñas. Otra situación bastante grave fue la que afrontaron universitarios que se
encontraban a mitad de semestre en la modalidad virtual, algunos tuvieron que salir a
ciudades como Yopal, Bucaramanga y Bogotá para poder continuar con sus clases y cierre
de semestre, pero los que no pudieron asumir ese costo debieron permanecer y ver limitado
una vez más su derecho a la educación
Ahora bien, esta es la situación actual pero no una novedad. Los problemas con las
inundaciones se presentan anualmente, especialmente en las zonas aledañas al Rio Arauca
sobre los municipios de Arauquita y Arauca. Como referente constante de las dificultades
con las vías de acceso está la vía de la soberanía que lleva a Pamplona, una vergüenza al ser
una vía nacional o, mejor dicho, una trocha nacional. Los problemas con el fluido eléctrico
son constantes en la zona rural, lo actual afectó a todos los pobladores, pero no es cosa
nueva, incluso hizo recordar como hace más de una década grupos armados derrumbaban
las torres eléctricas y restablecer la luz demoraba meses. Lo anterior nos lleva a la violencia
en la cual aún se encuentra sumido el departamento de Arauca, ejemplo de esto una masacre sucedida el 10 de julio en el municipio de Cravo Norte en el cual fueron asesinadas
cuatro personas de una misma familia. Por último, el constante azote de la corrupción,
aquel que hace muchos años impidió que el puente del río Bojaba se construyera en un solo
tramo y con una mayor extensión, como el reciente escándalo de atún protagonizado por un
personaje reelecto de dudosa reputación.
Solo queda por decir que Arauca también es Colombia, que reestablecer la energía eléctrica
no era la única necesidad y que requerimos la atención estatal que siempre se nos ha
negado. Ya es hora de que nos regresen un poco a cambio de todo lo que se nos ha quitado,
la laguna del Lipa seca y contaminada por la extracción petrolera, el estatus sanitario por
parte del ICA y las trabas para los ganaderos, las regalías que nunca se vieron promoviendo
el desarrollo de la región, y hasta el estigma social que perdura desde que nos delimitaron
como zona roja. A pesar de todo lo anterior se vive en esta región, porque a los llaneros les
sobra capacidad de adaptación.
Autora: Cielo Navarro